VISITA AL LAGO DE LOS CISNES.
Autora: Lenka Reinerová.
Traducción del alemán de Virginia Maza.
Portada: “The Swan”, de Hilma af Klint
“Las cenizas se echaban
al lago. El mismo lago donde los cisnes nadan en silencio de una orilla a otra
y solo de cuando en cuando doblan el esbelto cuello para atrapar un pez
argentino.”
Una vez más, la editorial
aragonesa “Xórdica” (Raúl Usón) nos deleita con una nueva publicación en su
interesante colección “Envistas”. Esta colección nos ofrece literatura y autores
del Este de Europa (en su mayoría), de mediados del siglo pasado. Si no fuese
por esta prestigiosa editorial sería harto difícil localizarlas traducidas al
castellano.
Esta vez se trata de una
novela con rasgos autobiográficos de la escritora praguense Lenka Reinerová (Praga, 17 de mayo de 1916-Praga, 27 de junio de 2008).
Cuando estalla la Segunda Guerra Mundial la sorprende de viaje en Rumania. Al
conocer la situación de su Praga natal decidió no volver y exiliarse en
Francia. Más tarde pasaría a Marruecos como refugiada, luego a Méjico y, por
último, regresó a Checoslovaquia. Poco después de su llegada fue encarcelada
por el régimen comunista imperante. Tras su liberación, fue desterrada a la provincia
con su familia. Fue rehabilitada hasta 1964. Tras la Primavera de Praga se le prohibió
publicar, fue expulsada del Partido y perdió su trabajo. Todo ese forzoso e
indeseado periplo viajero lo narra en este magnífico libro. Fue una
superviviente nata. Pasó por la cárcel parisina de la Petite Roquette en la que
años antes estuvo prisionera y finalmente fue fusilada la famosa espía Mata
Hari.
En un primer capítulo bajo el título “Visita al
lago de los cisnes” Reinerová nos narra todas las vivencias de esa primera
estancia en Francia, en París, y su posterior encarcelamiento. Y allí nos dice
que conoció a la espía nazi nacida en Suiza Carmen María Mory, que pasó
desgraciadamente a la historia por ser una capo en el campo de concentración de
Ravensbrück. Se le conocía por el sobrenombre
del “ángel negro de la muerte”. Fue
juzgada y condenada a muerte en los juicios de Ravensbrück, celebrados en
Hamburgo en el año 1947.
Se hace paradójico y no menos dramático pensar que, a pocos cientos de
metros de aquella fábrica de muerte pudiéramos pasear por un hermoso lago con
sus lentos y armoniosos cisnes. En este campo murieron 92.000 mujeres.
La autora nos dará una nueva visión, muy personal, del Holocausto. Por
cierto, su hermana fue asesinada en el famoso campo de Auschwitz.
De su estancia en París nos da a conocer el ambiente
particular de aquella ciudad cosmopolita en aquella época; con sus famosos
cafés, el Barrio Latino e incluso su estancia en el afamado “Moulin Rouge”.
Contactará con notables personajes de la cultura praguense tales como el
ilustrador Adolf Hoffmeister, el pintor Antonin Pelc o el bohemio austriaco
Maxim Kopf.
En un segundo capítulo, la autora nos narra su vuelta a casa,
con todas sus vicisitudes ya comentadas, bajo el título: “En Praga estoy en
casa (y a veces en otros sitios). Y en un tercer y último capítulo (el café de
los sueños de una praguense), Reinerová crea un café imaginario, un café
celestial: el café de los sueños. En él se codeará y mantendrá distintas
conversaciones y tertulias con personajes de la talla de Frank Kafka, Rainer
María Rilke, Eduard Goldstrücker, Egon Erwin Kisch y el músico Karel Reiner,
entre otros.
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