UNA CASA CON GOTERAS.
Autor: Santiago Lorén Esteban.
Ed: Planeta. Ed:
15ª; año 1975.
Premio Planeta en el año 1953.
“El amor no es más que la
atracción animal de los sexos, sublimada. Es una pintura con que hemos
embadurnado el instinto. Pero es algo parecido a cuando intentamos pintar sobre
fondo verde. Que siempre queda sucio.”
En un Heraldo digital del
año 2022, el catedrático de Literatura Española, investigador y escritor Javier
Barreiro Bordonaba, se lamentaba que se hubiera dado un escaso o nulo eco al
centenario del nacimiento (Belchite, 1918) del escritor aragonés Santiago
Lorén.
Santiago Lorén fue una
figura destacada dentro del panorama literario aragonés de mediados del siglo
pasado. No en vano ganó la segunda edición del Premio Planeta en el año 1953
con su obra “Una casa con goteras”, quizás la más conocida de este autor. Ejerció
la medicina en su especialidad de ginecología. Estuvo varios años practicándola
en la ciudad de Calatayud, en la que se supone comenzó a escribir esta
magnífica obra. Poco a poco fue realizando una buena colección de novelas
(hasta una veintena) con un éxito indudable.
En su última etapa fue
profesor en la Facultad de Medicina de Zaragoza de la asignatura “Historia de
la Medicina”. Enseguida, como hombre inquieto, pasó a la política y se presentó
a concejal del Ayuntamiento de Zaragoza por el Partido Socialista Popular;
aquel que formó D. Enrique Tierno Galván. A partir de 1993 sufrió una demencia
senil que le apartó de toda actividad social y literaria. Dos años antes fue
nombrado Hijo Adoptivo de la ciudad de Zaragoza. Falleció un 26 de noviembre
del año 2010.
Como ya hemos comentado
anteriormente, su mayor éxito a nivel nacional fue el obtener el Premio Planeta
con su obra “Una casa con goteras”. Parece ser que el hecho de ser un ciudadano
de Calatayud le ayudó en la construcción de los personajes ya que la idiosincrasia
bilbilitana fue muy estudiada por Lorén y le fue de una gran utilidad.
Como solía ser costumbre
en aquellos años la novela es de corte realista, en la que no falta un cierto
tono jocoso muy estudiado y muy preciso. Mucho humor con sordina. También fue
un libro muy atrevido para aquella época:
“…porque Faly, cuando
pecaba se desnudaba siempre del todo y aquella había sido una siesta pecadora.”
Como médico y con el tono
humorístico que le caracteriza suele criticar las entonces incipientes en
España especialidades de alergología (y sus vacunas) y de psicoanálisis. Da
también cuenta, en la novela, del nacimiento de los radioaficionados, una moda
tan característica a mediados de los años cincuenta y que no se libra de su
finísima crítica.
Lorén hace uso de una
prosa típica de aquellos años: rimbombante y campanuda, con palabras tan
rebuscadas como disertante, desgaire, exordio, peroración, reconvención o reaccional,
por ejemplo.
Por último, el autor
tiene una habilidad muy especial para hilar una historia dentro de otra.
En definitiva, fue muy
merecido el Premio Planeta.
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