NO TE VERÉ MORIR.

Autor: Antonio Muñoz Molina.

Ed: Seix Barral.          Ed: 1ª; año 2023.

 

“…debía protegerlo de la ignorancia, de la barbarie, del integrismo religioso, de la rigidez española de aquellos años, de la brutalidad cuartelaria y eclesiástica de los vencedores.”

 

Antonio Muñoz Molina es, hoy por hoy, uno de los mejores narradores literarios, junto a Ignacio Martínez de Pisón, Julio Llamazares o Rosa Montero. Sus libros, que no son pocos, siempre han tenido el éxito asegurado; no en vano es el escritor de cabecera de muchos aficionados a la lectura. Su primera obra narrativa fue “Beatus Ille”, en el año 1984. Y hoy presentamos su última obra: “No te veré morir”.

Una de las características de Muñoz Molina es que de una historia corriente, insignificante o doméstica hace una obra maestra, gracias al dominio del lenguaje y a la potente estructura de la trama argumental.

En esta obra presenta a dos protagonistas que hace cuarenta y siete años antes estaban enamorados: Gabriel Aristu y Adriana Zuber. Circunstancias como la posguerra española y la proyección de estudios y posterior empleo en una empresa americana por parte de Aristu hace que se separen en un tiempo que ellos creían breve; pero pasaron cuarenta y siete años hasta su reencuentro. Los dos han cambiado, sobre todo físicamente. Adriana tiene una enfermedad neurológica degenerativa que la ha postrado en una silla de ruedas.

Todo ese entramado argumental lo maneja magistralmente Muñoz Molina, haciendo una obra muy interesante, potente y con cierto dramatismo. ¿Cuántos casos habrán existido y existen en la actualidad como el de Adriana y Gabriel?

En las primeras páginas nos da a conocer el Madrid del 36 y la posterior vida de posguerra; el dramatismo y la hambruna. En este espacio de tiempo el autor coloca al padre del protagonista.

Estamos ante una historia de encuentros y desencuentros, de amor y desamor, de traiciones y lealtades. El paréntesis de tantos años en sus vidas ha sido demasiado grande para el amor de ambos protagonistas. Cuando se produce el reencuentro hemos dejado atrás una lectura opresiva, densa, que discurre paralela a la vida de Gabriel y Adriana. Esa sensación angustiosa la acentúa la falta manifiesta de “puntos y seguido o aparte” frente a la gran profusión de “comas”.

Se hace patente la habilidad narrativa de Muñoz Molina al dar voz a varios narradores. Nada fácil. Y la línea cronológica dará saltos en el tiempo constantemente.

En definitiva, estamos ante una novela potente, envolvente y con ciertos tintes dramáticos. Una obra que te invita a leer.

 

 

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