MICHETO EL PIRATA.
Autor: Eufrasio Munárriz
Urtasun.
Ed: Altaffaylla. Ed: 2ª, año 2001.
“Acostumbrado a la
pequeñez urbana de Isaba, de Ochagavía y de Ustárroz, únicos pueblos que
Micheto conocía, la entonces villa de Tafalla le pareció una gran capital.”
Mi buen amigo José Luis
Pardos, fiel seguidor de mis andanzas literarias, ya pronosticó que, no
tardando mucho, tendríamos la reseña de este libro curioso. Y al final ¡ya está
aquí!
Eufrasio Munárriz
(Tafalla, 1863) ejerció la profesión militar y ascendió, en 1923 al grado de teniente
coronel de Infantería. Fue delegado gubernativo en la Plaza de Estella. Fue muy
aficionado a la escritura, sobre todo de novelas y narraciones históricas muy
ligadas a su profesión. Tanto es así que, en la narración de “Micheto el
pirata”, podremos apreciar un inteligente manejo del lenguaje marinero. En 1932
recibió el Premio Biblioteca Olave por la publicación de esta novela.
La primera edición se
publicó en Madrid en el año 1932 y esta segunda edición se publicó en Tafalla
en el año 2001. Agradezco esta última edición ya que me ha facilitado tener en
mis manos esta novela de ¿un antepasado mío? La verdad es que, en el Valle del
Baztán, concretamente en el Señorío de Bértiz, localizamos otro Micheto en el
siglo XV. Os acompaño este fragmento, extractado de la página web del Parque
Natural del Señorío de Bértiz:
“En 1421, Pedro Miguel (conocido más comúnmente como Micheto) de
Bértiz acompañó a Carlos III como escudero interviniendo en una importante
mediación con el fin de evitar la guerra.”
Con todo esto, saco en
conclusión que “Micheto” fue más un apodo que un apellido aunque, lógicamente y
las pruebas personales me remito, al final acabó siendo apellido.
Tomé la novela con cierta
precaución ante lo que me podía encontrar. Y al final me ha sorprendido
gratamente. Es un relato de aventuras, pulcramente escrito, y muy entretenido
(podrán pensar que la he leído con una cierta condescendencia, pero no ha sido
así.
El lenguaje,
perfectamente estructurado, el curioso argumento y la potencia narrativa hacen
de ella una novela digna de leer.
En el siglo XVII, Miguel
de Ochagavía, natural de la misma localidad que su apellido, al ser hijo
segundón se tuvo que buscar la vida ya que toda la herencia paterna quedaba en
manos del primogénito. Acudió a Tafalla a solicitar ayuda de su tío el álferez.
Éste último lo prepara para ser soldado y así fue. Se embarcó con la tropa en
un galeón que partía para las Indias cuya misión era sofocar los asaltos
piratas que sufrían las poblaciones españolas indefensas, así como sus navíos
mercantes. Cayó prisionero y, por tanto, se le trató como esclavo. Recupera la
libertad solo si se enrola en un barco pirata. Y es lo que hizo. Se produce un
motín a bordo y nuestro amigo Micheto da muerte al capitán corsario por lo que
es elegido por la tripulación como capitán del navío. O sea, un capitán pirata.
Así estuvo unos días hasta llegar a tierra. Por tanto, en realidad, el
tratamiento de pirata era circunstancial. Tras pasar varios años en Venezuela
creó una riqueza en plantaciones y ganadería sin igual. Una vez rico, volvió a
su patria y se casó con la más bella del lugar. Pero antes de su regreso, en
toda la zona de Navarra y País Vasco, ya se le conocía como “Micheto el
pirata”.
Excelente y entretenida
novela de aventuras.
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