MARTINETE DEL REY SOMBRA.
Autor: Raúl Quinto.
Ed: Jekyll & Jill. Ed: 1ª; año 2023.
“En otra noche, diez años
atrás. La luna llena cuelga del cielo negro, vigilante como un ojo de marfil
que todo lo ve y nada cuenta”
Raúl Quinto nació en
Cartagena en el año 1978. Se licenció en Historia del Arte por la Universidad
de Granada y actualmente reside en Almería. Es un gran lector y escritor de
poesía. De ella tiene varios libros publicados, así como de narrativa híbrida. En
la novela que hoy nos ocupa también estará presente esa amalgama de géneros.
Esta novela la conocí
gracias a mi buen amigo Octavio Gómez Milián, profesor, escritor y crítico
literario.
La España anterior
siempre se ha caracterizado por perseguir a hombres y mujeres por cuestión de
raza o religión. En esta narración, el autor nos da a conocer una de ellas,
quizás la más desconocida: la persecución y detención de todo el pueblo gitano.
Una fecha para toda la nación. Una fecha en la que se ha de obrar la
persecución y detención de todos los gitanos. 30 de julio de 1749. Estamos bajo
el reinado del borbón Fernando VI, asesorado por el Marqués de la Ensenada, su
sacerdote de cabecera y Bárbara de Braganza, su esposa. Entre medias mentiras
dirigidas al borbón, la caligrafía impecable de Zenón de Somodevilla y
Bengoechea (Marqués de la Ensenada) daba orden de apresar a todos los hombres y
mujeres de raza gitana. Ya sabemos el día; la hora fue las 00.00. Antes de esta
dramática orden, el pueblo gitano ya había sido marginado, vilipendiado,
perseguido y degradado.
Tras la “Gran Redada”,
separaron a los hombres de las mujeres y niños. Los primeros se condujeron, con
una cuerda de presos, a Cádiz; tenían que ser mano de obra gratis en los
astilleros del rey. Por el contrario, las mujeres y niños fueron encerradas en
el gran patio del palacio de Carlos V, en pleno corazón de la Alhambra. Las
condiciones tanto de unos como de otros fueron infrahumanas: hacinamiento, suciedad,
hambruna, dormitar en el barro e infecciones de toda clase. Así hasta que las
últimas se trasladaron en navío hasta Zaragoza para ser acogidas en la Casa de
la Misericordia. Allí se afanarán en la industria del cáñamo.
La estrategia del
apresamiento de todos de vez fue tan brillante como problemática una vez
realizada. No había espacio físico para todos los prisioneros. Algo que el
propio rey llego a considerar de “chapuza”.
Este desgraciado episodio
nos servirá de excusa para conocer la personalidad de Fernando VI, pusilánime y
melancólico que, tras la muerte de su esposa, fue preso de una locura sin
límites hasta su muerte, envuelto de inmundicia. También conoceremos la
dramática y lenta muerte de su esposa Bárbara de Braganza. Quinto narra hasta
el más mínimo detalle de la agonía de su enfermedad. Por último, también nos
dará cuenta del ascenso, brillo y caída del Marqués de la Ensenada.
“Ha muerto la reina de
España, por la mañana temprano se lo comunican al rey. Fernando se mira las
manos y encuentra un pedazo de noche, ahí temblando sobre las palmas como un
animal recién nacido.”
Reitero que el episodio
de la prisión de mujeres y niños es verdaderamente triste, desgarrador y
turbador. La narración de los hechos es precisa hasta la náusea:
“Una mañana un niño de
teta mama de los pezones de su madre fría ya como la escarcha, la leche aún
mana cálida y última, y de ese niño ya no se sabe nada.”
Raúl Quinto nos presenta
en definitiva un relato descarnado, impregnado de la cruda realidad de aquellos
infaustos días. Y lo hace con una prosa precisa, exquisita, elevada y
envolvente. Su sensibilidad poética subyace a lo largo de todo el libro.

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