LA MADRE DE LA PERRA.

Autor: Pavlos Mátesis.

Traducción del griego: Cristina Serna.

Ilustración de portada: Óleo de un pintor popular griego.

 

Una vez más, la editorial aragonesa Xordica nos ofrece una obra tan interesante como desconocida para los lectores. Se trata de “La madre de la perra”, del griego Pavlos Mátesis. Esta publicación queda englobada en la colección de esta editorial que conocemos como “Envistas”. En ella, el editor Raúl Usón nos ofrece una serie de libros que ha recuperado, afortunadamente y con gran acierto, de autores poco conocidos, sobre todo de los oriundos de la Europa del Este. Así nos ofrece lecturas tan interesantes como las de Kozstolányi, Hostovský, Tolstaia o Veza Canetti, entre otras.

 

Pavlos Matesis fue un novelista, dramaturgo y traductor nacido en Grecia (Divri) en el año 1933. En la década de los años sesenta se dedicó a estudiar interpretación y música. En los años setenta trabajó como guionista para el Teatro Nacional y también escribió guiones para dos series de televisión emitidas en el canal estatal en los años 1974-76. Fue reconocido con varios galardones por sus obras de teatro. Su novela más reconocida fue “The Daughter”, que fue traducida al inglés con un reconocido éxito de crítica.

En esta última Feria del Libro de Madrid y dicho por el propio Usón, los dos libros que más se vendieron de su editorial fueron éste y “Las malas mujeres” de Marilar Aleixandre.

“La madre de la perra” no deja de ser un libro curioso, sorprendente y de lectura muy interesante. Toda la trama argumental se desarrolla en la Grecia ocupada por los ejércitos fascistas de Alemania e Italia. No obstante, también conoceremos las vicisitudes de la posterior liberación del país por parte del ejército aliado.

La protagonista Raraú nos acompañará por los escenarios turbadores y dramáticos del día a día en un pueblecito (Villabrava) de la Grecia ocupada. La severa hambruna les conducía a los habitantes a hacer toda clase de tropelías con tal de llevarse un mendrugo de pan a la boca. Incluso, algunas de las mujeres del pueblo, se erigían en amantes de algunos de los suboficiales y oficiales italianos. Una prostitución consentida y reglada que provocaba desviar a mirada para otro lado. Solían ser amantes fijos y, así, les procuraban a estas pobres mujeres de lo más necesario para sobrevivir. Era el instinto de supervivencia para ellas y, sobre todo, para sus hijos.

A pesar de las situaciones terribles y sobrecogedoras (fusilamientos, torturas, apresamientos…) Mátesis las aborda con un cierto optimismo, como algo normal y a veces, con cierto tono jocoso. Hay un pasaje que habla del médico, que a todo el mundo les procuraba inyecciones. O el del loro que, habiendo aprendido una canción de mofa hacia Mussolini, tuvo que ser encerrado y con el pico atado para que no cantase. No obstante, el pobre loro (y sin saberlo su dueña) pasó a dar carne y sustancia a un guiso.

La hambruna era terrible. Tanto es así que se llegaba a utilizar el aceite de los candiles como delicia culinaria.

Como ejemplo del estilo narrativo de este autor sirva este párrafo en el que, como ya hemos comentado, la tragedia y la hilaridad se entremezclan en un mundo difuso y desdibujado:

“Se sube a un árbol y al llegar a la segunda rama, no se sabe cómo, resbala y se va para abajo, con tan buena fortuna que fue a caer justo encima de una mina, una de aquellas planas a las que llamábamos saltarinas. Ocurrió todo en un abrir y cerrar de ojos: en décimas de segundo vi al resto de su pandilla que esperaba un poco más allá, una llamarada y a Thanasakis que salía volando por los aires igualito que el profeta Elías.”

Cada personaje de esta novela nos da a conocer su propio micro mundo que los acompaña. Y el entrelazado de éstos dará pie a la trama argumental de esta novela.

Y como en todas las guerras, llegará el momento de la liberación del país. Y como en todas las guerras, este hecho, que se supone alegre y anhelado, llevará consigo las represalias y castigos a los tachados o señalados de colaboracionistas.

En definitiva, un sensacional libro que, una vez más, nos ofrece Xordica.

 

 

 

 

 

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