EPIGRAMAS DEL ÚLTIMO NAUFRAGIO.
Una buena amiga, muy aficionada a la lectura, me comenta que ha adquirido (en
varias tandas) la obra de José Verón Gormaz y que, en estos momentos, está
inmersa en la lectura de ”Epigramas del último naufragio”. Si la memoria no me
traiciona creo que fue la primera publicación epigramática de Pepe.
Así que he comenzado a escrutar la biblioteca y ahí estaba el citado
libro; una primera edición del año 1998 y prologada magistralmente por el gran
escritor y epigramista Enrique Badosa (al que tuve el placer de conocer
personalmente).
En este prólogo, Badosa nos ilustra sobre la poesía epigramática en general y
sobre la de Verón en particular. Dice al respecto que no puede haber mejor
combinación: un poeta tan lírico y tan satírico al mismo tiempo.
Tomo un epigrama, a modo de ejemplo, no por ser uno de los mejores, sino por su
brevedad:
¿Bromea Etereo,/el venerable anciano?/ -No bromea:/ ¡chochea!
Verón penaliza en todos sus epigramas a las riquezas mal entendidas, a la
avaricia, al sexo vacuo, al politiqueo, a los oscuros entresijos del actual
mundo literario y a la vanidad. Todo ello con lenguaje satírico y medianamente
socarrón (Pepe era un socarrón de guante blanco).
El lenguaje está cuidado con suma elegancia aunque el “aculeus” sea demoledor
en la mayoría de los casos.
Para mí ( y quizás me muevan pasiones) José Verón es
uno de los mejores epigramistas a nivel nacional.
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